lunes, 26 de septiembre de 2011

Deadwood, primera temporada

Bienvenidos al lejano oeste. Bienvenidos a la ciudad sin ley. Bienvenidos al infierno donde hacer fortuna. Bienvenidos a Deadwood. ¿Y por qué es así? Simplemente por el territorio donde se asienta la población aún no está anexionado al estado de Dakota, por lo que la única ley que impera es la del todo vale.
Hasta allí recala Seth Bullock, que ha dejado su estrella de sheriff en Montana, para montar una ferretería con su socio y amigo Sol Star. Para ello necesita un local, y nada mejor que contactar con Al Swearengen, uno de los primeros colonos y propietario del saloon Gem, válido para beber y fornicar. Desde allí, junto con sus empleados para todo y E. B. Farnum -dueño del único hotel-, maneja el pueblo a su antojo, haciendo y deshaciendo sin rendir cuentas a nadie, por lo que si alguien se interpone en sus asuntos y negocios sabe que su cuerpo sólo servirá como alimento para los cerdos del chino Wu.
En uno de sus negocios, la venta de un solar para la búsqueda de oro, engaña junto con Farnum a Whitney Ellsworth, un rico heredero que quiere hacer fortuna por si mismo y marido de Alma Garret, que tras descubrir el engaño quiere que se le devuelva su dinero, aunque lo único que obtendrá será una muerte fortuita. Como consecuencia, su mujer buscará el apoyo en el pistolero Wild Bill Hickok, que le remitirá a Seth, persona en la que confía tras haber dado la cara junto a él en un asunto comunitario.
Con esto ya tenemos una galería importante de personajes principales a los que se le irán añadiendo otros, nunca pueden faltar un doctor, un periodista, los jugadores, las prostitutas, los buscadores de oro, ... Unos personajes que en su gran mayoría son reales, al igual que la historia del propio pueblo, donde a lo largo de la temporada buscará salir de su alegalidad.
Por ello Deadwood es un excepcional tratado sobre el mundo en que vivimos, cómo a partir de la nada va creciendo y evolucionando una ciudad, siempre en función de los intereses personales de los capitostes del lugar. De esta manera se nos muestra el lado oscuro de la vida: envidia, avaricia, usura, inmoralidad, odio, venganza, connivencia, traición, ...; aunque también aparece la otra cara: compañerismo, fidelidad, integridad, lealtad, responsabilidad, ...; yendo alguna que otra vez ambas de la mano.

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