jueves, 12 de enero de 2012

The wire, quinta temporada

Al final de la cuarta temporada el alcade Carcetti decide que todo el presupuesto económico se diriga hacia educación, dejando el resto de las partidas tiritando. De esta manera, el tiempo va pasando, y cada vez se hace más difícil que los proyectos en ejecución salgan a flote, llegando inexorablemente el tijeretazo - ¿a quién no le suena esta cantinela hoy en día? - a la policía, y concretamente al equipo de Lester, que finalmente queda prácticamente desmantelado.
Por lo tanto McNulty vuelve a homicidios echando sapos y culebras por la boca, ya que supuestamente estaban a punto de atrapar a Marlo con todo su equipo, y decide hacer la guerra por su cuenta. Y es aquí cuando surge la pregunta del millón: ¿el fin justifica los medios?
McNulty decide inventarse el caso de un asesino en serie que elimina a indigentes, el escalón más bajo y débil de la sociedad. Para que además tenga más transcendencia, la mejor opción es que el caso se filtre a la prensa y se sensacionalice la noticia.
¿Y qué hace la prensa? Hay dos opciones, investigar y comprobar la veracidad de la información, o subirse a la ola de noticia para ganar cobertura en los medios nacionales, tener una mayor tirada y apuntarse el punto ganador, que quizá traiga consigo algún premio periodístico. En la redacción de The Baltimore Sun, se dirimirá una confrontación entre la información contrastada, cuya cara es el editor Gus, y el joven periodista, encarnado por Scott, que sólo aspirar a hacerse un nombre en la empresa a cualquier precio.
En pos de alcanzar notoriedad, Scott utiliza las peores artes, recreando una falsa llamada del asesino, para convertirse él mismo en el protagonista de la historia y ser el centro de todas las miradas. Por supuesto, McNulty aprovecha el resquicio abierto y entra a saco, obteniendo todos los recursos que necesita para resolver el caso de Marlo, con la inestimable ayuda de Lester.
Y como dice el dicho, el aleteo de una mariposa puede provocar un tifón en cualquier lugar del mundo. Lo que parece una tarea sencilla, cada vez se complica más y la bola se va haciendo más grande, afectando a todos los componentes de la sociedad, hasta llegar a los políticos, que son los que manejan los hilos y no se quieren ver ensuciados de ninguna de las maneras, aunque apovecharán la coyuntura para sacar cualquier rédito posible. Cómo salir de esa dinámica, sin que los compañeros que se vean involucrados, se revela como una tarea hercúlea en la que cada uno se posicionará en función de su moralidad e intereses, influyendo en el desarrollo de la trama.
Al final, como la vida misma, unos van dejando su sitio a otros y el mundo sigue cambiando para permanecer igual. Se acaba la quinta temporada, se cierra el círculo y concluye la obra maestra.

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