martes, 24 de abril de 2012

Los juegos del hambre de Gary Ross

La manera más fácil de acercarse a "Los juegos del hambre" es compararla con "Crepúsculo". Ambas están basadas en novelas, en este caso creadas por Suzane Collins, que forman una trilogía y sus protagonistas son adolescentes, que también es el mercado hacia el que apuntan sus ventas.
Pero aquí, aparentemente, parece que hay más chicha. En un futuro distópico, donde la rebelión del pueblo es finalmente fulminada, al poder vencedor y totalitario no le queda más remedio que hacerle pagar a la plebe por la ofensa cometida, domando y esclavizando a los insurgentes. A cada uno de los doce distritos sublevados se les confina en un estado carente de cualquier tipo de bienestar y sin un futuro al que agarrarse, y además se les obliga anualmente a que una pareja de adolescentes, seleccionada por sorteo, deba participar en los juegos del hambre.
Estos juegos consisten en un reality donde cada uno de ellos, en un bosque del que no pueden huir, debe sobrevivir a todos los demás, eliminando a sus compañeros para salvar su pellejo y obtener la gloria.
Pero en ningún momento la película hace saña sobre la disparidad de los dos mundos que coexisten, simplemente nos muestra que la supervivencia del rico es gracias al pobre, pero que nunca se le debe apretar demasiado porque se pueden volver a revelar y el resultado no tiene por que ser el mismo. La película se enfoca a la acción y a las relaciones entre los participantes, dedicando su segunda parte en exclusiva al juego en sí, donde la violencia no aparece de manera timorata, sino que es explícita.
Una película que simplemente entretiene, aunque desde el principio ya sabes como va a terminar, que seguro tendrá continuación.

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