martes, 26 de junio de 2012

Juego de tronos, segunda temporada

En la primera temporada de "Juego de tronos" descubrimos un mundo que podríamos situar en el medievo, cargado de mitología y leyendas, donde los diferentes clanes que habitan el reino de Poniente se encuentran bajo el yugo de los Baratheon, que alcanzaron el Trono de Hierro tras un largo enfrentamiento contra los Targaryen. En esta sociedad lo más importante es la apariencia, dar a entender que eres justamente lo que el otro necesita, sin demostar las verdaderas intenciones y ambiciones personales; un mundo donde la mentira va de la mano de lo cruel y sanguinario, donde los valores éticos y morales dependen del botín que se puede obtener. Aun así, siempre se puede encontrar una persona donde su proceder sea justo y equilibrado, en constante búsqueda de la verdad y la ecuanimidad; el problema es que eso sólo lleva a perder la cabeza, y no en el sentido metafórico.
En esta segunda temporada ya están planteadas las bases sobre las que dependen el desarrollo de las tramas, por lo que sorprender al espectador se convierte en una tarea más complicada, donde mantener el gran nivel de la primera temporada se preveía difícil. Pero afortunadamente, la serie se supera a si misma, dándonos lo esperado y más.
Y son las mujeres las que dan un paso adelante para que ésto suceda. En este ramillete se encuentran Melisendra (Carice van Houten), la enigmática sacerdotisa que se convierte el la mano izquierda de Stannis Baratheon (Stephen Dillane), quien por fin se hace carne en esta segunda temporada; Yara Greyjoy (Gemma Whelan), la hermana de Theon y ojo derecho de su padre, para dolor de su hermano; Brienne de Tarth (Gwendoline Christie), una poderosa guerrera al noble servicio de su amo; Ygritte (Rose Leslie), la incertidumbre que surge del frío; y, en menor medida, Lady Margaery Tyrell (Natalie Dormer), la reina a cualquier precio y Talisa (Oona Chaplin), que cura las heridas del campo de batalla y las del corazón. Pero todas estas incorporaciones no dejan de lado lo que se planteó en la primera temporada, todo lo contrario, sirven para profundizar sobre ello y dar giros, a veces sorprendentes, a lo presuntamente previsible.
Por un lado se encuentran las desventuras de Jon Nieve más allá del Muro. Es evidente que Jon no realiza un buen papel como mayordomo del comandante Jeor Mormont, aunque éste sea el primer paso para después convertirse en el jefe de todo. Su inexperiencia en el trato con los aliados y en situaciones límite le hacen ser vulnerable, ya que se lleva por los sentimientos y éstos suelen ser traicioneros, lo que le acarreará verse inmerso en compromisos donde la duda le puede costar la vida.
Tras el espectacular nacimiento de los dragones al final de la primera temporada, Daenerys se ha quedado compuesta y sin novio, aunque tendrá muchos pretendientes a lo largo de la temporada, tanto por sus atributos físicos como por sus nuevos alados acompañantes. El escaso grupo que decide quedarse con ella y jurarle obediencia, debe buscar un nuevo lugar donde encontrar cobijo y descanso. Y lo hayan en Qarth, una ciudad gobernada por un consejo de trece hombres cuya única finalidad es obtener un rendimiento pecunario de lo que le puedan ofrecer. En este caso lo único que le interesa a estas gentes son esos pequeños dragones que en un futuro cercano serán capaces de proveerles grandes dividendos; pero sabiendo que son su único sustento, Daenerys no quiere entregarlos a otras manos, con lo que le cierran las puestas de la ciudad en su cara, jurando venganza. En ese momento, el notable Xaro Xhoan Daxos (Nonso Anozie), realizará un juramento de sangre por el que se hace responsable de los actos de sus nuevos invitados en la ciudad, a los cuales hospedará en su casa a cambio de nada. Pero claro, nunca te puedes fiar de las nobles intenciones de los extraños. Los singulares personajes que habitan Qarth y lo que les sucede a Daenerys y compañía dentro de la ciudad serán la trama de toda la temporada.
Y para finalizar nos queda la lucha por el trono, que a su vez se divide en varios frentes. El primero en aparecer es Stannis Baratheon, el hermano mayor de Robert, que reclama el Trono de Hierro como legítimo heredero y que para conquistarlo se ayudará de lo humano y de lo divino. Como mano derecha se apoyará en su leal Davos Seaworth (Liam Cunningham), que hace las veces de Pepito Grillo diciéndole a su jefe aquello que no quiere oir o no se atreven a comentarle, y como izquierda contará con Melisendra, que invoca al Dios del Fuego como aliado en la guerra.
Por otro lado están los avances de Rob Stark, cuyo camino hacia la venganza de su padre parecen que no tienen obstáculos. Como la fortuna y, sobre todo, la victoria están de su parte, va generando nuevas alianzas con otros clanes por lo que su ejército sólo hace que aumentar. Pero van a ser sus seres queridos los que le pongan en evidencia y le juegen malas pasadas. Aún así tendrá la capacidad suficiente para hacer frente y rehacerse ante estos inesperados acontecimientos y no caer en la desdicha.
Y siendo la diana de todos los ataques, los Lannister en el Desembarco del Rey. Pero estos ataques no sólo se circunscriben al exterior, sino que desde dentro de las murallas también se presenta una lucha por el poder y además el pueblo empieza a dar muestras de sublevarse. El joven, indisciplinado y sádico rey Joffrey tiene la personalidad suficiente para oponerse a todos sus consejeros, principalmente a su madre Cersei y a su tío Tyrion, actualmente Mano del Rey. Como todos sabemos el amor de una madre es inquebrantable, pero el resto de los lazos suelen ser endebles. Así que Tyrion se convierte en el poder en la sombra, con todo lo que ello le conllevará, tomando decisiones que irán en contra de su bien personal y actuando en función de las necesidades de la ciudad para evitar su conquista.
Pero hay un territorio que destaca sobre todos los demás, aunque parezca imposible, en esta extraordinaria temporada: Harrenhal. No porque Jaqen H'ghar (Tom Wlaschiha) se convierta en uno de los personajes más enigmáticos y mortíferos de este gran elenco, sino por los portentosos duelos interpretativos entre Arya Stark y Tywin Lannister. Cada vez que aparecen en la pantalla, la tensión crece por momentos en esa lucha dialéctica en que cada uno siempre tiene un as en la manga para superar a sus contrincante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario