sábado, 13 de octubre de 2012

¿Eres mi madre? de Alison Bechdel

Antes de adentrarme en la nueva novela gráfica autobiográfica de Alison Bechdel, he sentido la necesidad de releer su primera y anterior obra, "Fun house". Primero para recordarla, ya que suponía que algo de lo que en ésta aparecía podría tener lazos argumentales con "¿Eres mi madre?", y también para confirmar que aquello que leí hace unos años seguía manteniendo el magistral nivel que recordaba. Ambas hipótesis se han cumplido.
Si en "Fun house", Bechdel se miraba y analizaba a sí misma a través de la figura de su padre, ahora le toca el turno a su madre. Éste no es el único punto en común con su anterior obra, se sigue ayudando y apoyando en escritores para que su visión personal se expanda a lo universal. Si con su padre eran Marcel Proust y Scott Fitzgerald los autores de cabecera, novelistas de alta graduación, ahora el testigo lo toman Virginia Woolf, a partir de (auto)biografías y de sus libros donde establece una relación de ella con su familia, y el psicoanalista infantil Donald Winnicott como autor de estudios referidos a labor profesional y como a personaje con historia.
Este giro es lo que hace de "¿Eres mi madre?" una obra que, aunque se puede situar en parámetros similares a "Fun house", hace que poco tenga que ver con ella. El uso de elementos y términos del psicoanálisis, tanto en forma de sesiones como en apuntes subrayados - explícitos y explicadores a la vez -,  hacen que historia se haga demasiado densa, incluso farragosa, y no fluya de manera sencilla, haciendo de ella una obra difícil de digerir para los legos, entre los que me incluyo, en la materia.
Pero el uso de psicoanálisis en el desarrollo de la historia también aporta una novedad al conjunto de la obra: los sueños que se muestran, tratados gráficamente de manera distinta al resto del relato, al inicio de cada capítulo. Ellos son la base, a modo de introducción, sobre lo que se sustenta y luego desarrollará el capítulo en cuestión.
"¿Eres mi madre?" no llegar a alcanzar las cotas de su predecesora, el factor sorpresa se ha perdido, pero ahonda en el relato familiar, y sobre todo personal de Alison, convirtiéndonos en un espectador omnisciente de todo lo que les ocurre. ¿Será el siguiente paso un libro sobre sus hermanos?

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