domingo, 5 de abril de 2015

Girls, cuarta temporada

Ahora que están tan de moda los reboots en el cine de superhéroes, se podría decir que esta cuarta temporada de "Girls" es un reinicio de ella misma, con la ventaja de que los personajes y las situaciones que habitan en ella son conocidos por los televidentes habituales.
El inicio de la primera temporada y la de ésta tienen el mismo punto de partida, aunque haya habido una evolución entre ambas. Hannah está cenando con sus padres en el mismo restaurante, pero mientras la primera vez se lleva el palo de que no va a seguir siendo una mantenida y de que va a tener que valerse por ella misma, ahora se brinda por su comienzo en el taller de escritura de Iowa, donde podrá demostrar si convertirá en "la voz de su generación, o al menos la voz de una generación".
Debido a este desplazamiento de foco, Hannah se convierte en la protagonista absoluta de la primera parte de la temporada, secundada por su inseparable escudero Elijah, que hará que la (hipotética) pérdida de Adam se haga lo menos dolorosa posible. Pero esa platónica Arcadia se convertirá en un infierno. El taller, o mejor los participantes de él, harán que Hannah vaya perdiendo toda la ilusión y las buenas intenciones con las que accedió al puesto. Acribillada a críticas - si la ficción se basa literalmente en la realidad, no existe un proceso creativo, sino simplemente una traslación de actos vividos a escritos, donde no hay profundidad y la evolución depende del propio escritor, más allá de él no hay nada - y con nula capacidad de autoanálisis - a falta de una esperada disculpa, nada mejor que atacarlos/definirlos de manera individualizada, como si fuera una sesión de exorcismo; todo sólo puede empeorar, la voz se va apagando hasta desaparecer. El deseo, y el ego, se escurren como el agua entre las manos.
Así que nada mejor que volver a casa con el rabo entre las piernas y esperar que tu amado, al cabo de un par de meses de peregrinaje, te reciba con los brazos abiertos. Pues tampoco, Mimi-Rose (Gillian Jacobs) ha ocupado tu lugar.
¿Y quien es Mimi-Rose? Pues el negativo de Hannah, rubia, delgada y, además, cerebral, analítica y pragmática como ella sola. Lo cual provoca aún más dudas en ella: ¿todo lo que Adam necesita está fuera de su alcance? Para reconfortarse, está el episodio "sit-in", en donde pasarán por casa sus amigas y ese gran Ray, para intentar quitar hierro al asunto y consolar, en la medida de lo posible, a nuestra protagonista. Esa duda permanecerá hasta llegar al último capítulo de la temporada, "home birth", donde, de manera sencilla y nada afectada, sacará a relucir sus sentimientos hacia él.
Hablemos ahora del resto del reparto, aquellos que gravitan alrededor de Hannah y que en la temporada pasada quedaron eclipsados por su presencia, lo cual hizo que ésta bajase bastantes enteros. Ese defecto se ha solventado, aunque determinadas subtramas se encuentran mejor definidas y desarrolladas que otras. Si Jessa ha pasado de ser un demonio, utilizando a Adam como cebo para su propio beneficio, a un ángel salvador, imponiéndose a un fatal natalicio, y Shoshanna ha demostrado tener la personalidad suficiente para hacerse un hueco en el mundo, aunque implique alejarse de sus amigas y de su futurible; la relación entre Marnie y Desi, no convence en absoluto. Afortunadamente tenemos a Ray para mostrarnos porqué esa relación está abocada al fracaso. A todo lo anterior hay que incluir el sorprendente giro que se produce en el matrimonio Horvath, que seguro se potenciará en la ya confirmada quinta temporada.
Así que al final, seis meses después del nacimiento de Jessa-Hannah Bluebell Palm, el presente de Hannah en la nívea gran manzana alumbra buenas noticias.

P.D.: Dudo mucho que Desi sea capaz de sacarle partido a los pedales de 2.000 pavos que generaron el sonido de My bloody Valentine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario