jueves, 27 de agosto de 2015

martes, 25 de agosto de 2015

True detective, segunda temporada

No es lo mismo California que Louisiana. No es lo mismo planos cenitales de enrevesadas y rutinarias autopistas que de húmedas e hipnotizantes ciénagas. No es lo mismo el mito de Carcosa que una venganza disfrazada de asesinato. No es lo mismo una magnética pareja protagonista que un insulso trío al que se le acopla un satélite. No es lo mismo huir de una hedonista fiesta privada que escapar, mediante espectacular plano secuencia, de una redada policial. No es lo mismo el rutinario asalto a una clandestina fábrica de drogas que entrar en la esotérica boca del lobo. No es lo mismo la embarullada segunda temporada de "True detective" que la magistral primera.
Había muchas esperanzas depositadas en esta segunda temporada que finalmente no han fructificado. Posiblemente la salida del tándem de Cary Joji Fukonaga haya tenido bastante que ver, memorables fueron sus composiciones, insinuantes y contundentes a partes iguales, aunque la mayor parte de sus defectos habría que endosársela a Nic Pizzolatto.
El gran problema de esta temporada hay que achacárselo al guion. No ha hilado fino Pizzolatto, toca muchos palos, demasiados, y esa indefinición se vuelve en su contra. No sabemos si nos quiere contar una historia de gánsters, de revanchas, de corrupción, de trata de blancas, de sectas, ...; todo mezclado de manera heterogénea, un batiburrillo donde nada está demasiado claro y reina la confusión. Así hasta llegaral punto final de la historia, donde se constata que toda la trama está basada en una simple venganza, por lo que además uno se siente (bastante) estafado.
Tampoco acompaña que sus personajes principales tampoco den la talla, y eso que todos se encuentran marcados y atormentados por su pasado. Empezamos por el detective Ray Velcoro (Colin Farrel), un hombre que vive con el pesar de matar al violador de su ex-esposa, la cual en estos momentos duda de la paternidad de su hijo; seguimos con la sargento ¡Antígona! Bezzerides (Rachel McAdams), una mujer con sed de venganza - ahí la vemos entrenando infatigablemente ante su adversario de madera - debido a su traumático pasado; continuamos con oficial Paul Woodrugh (Taylor Kitsch), cuya orientación sexual se encuentra reprimida; y finalizamos con Frank Semyon (Vince Vaughn), el gánster que le pasó el nombre del violador a Velcoro y que lucha por superar una infancia deprimente que le persigue, a lo largo del relato, mediante la figura de unas cuencas de los ojos. La química entre todos destaca por su ausencia, especialmente en la relación entre Velcoro - Semyon, Vaughn es incapaz de dar credibilidad a su creído personaje. Cada uno de ellos parece que va por su lado, aunque el trío protagonista alcanza algo de compenetración en los últimos episodios. A lo anterior hay que añadir que los múltiples y guadianescos secundarios tampoco acompañan. Más planos que una tabla y sin ninguna arista que corte, no pasan del típico personaje esterotipado.
Poco más se puede añadir a esta fallida segunda temporada, bueno, algo sí; hasta el final es aséptico.

domingo, 16 de agosto de 2015

Acatando la justicia

David Simon, el cerebro tras "The wire", estrena nueva miniserie. La HBO confía en un proyecto postergado en el tiempo, "Show me a hero", basado en los acontecimientos ocurridos en la ciudad de Yonkers, cuando el alcalde se vio obligado por la justicia en 1988 a construir viviendas para los negros, en barrios habitados por blancos. Ya os imagináis que pudo pasar.
Un alcalde en la encrucijada.

sábado, 15 de agosto de 2015

Ciudad fresquita

Desde hace mucho tiempo se especulaba con el nuevo disco de Joanna Newsom. "Divers" ya tiene fecha de salida, el 23/10. Como adelanto, el sencillo "sapokanikan", donde Paul Thomas Anderson le devuelve el favor dirigiéndola, tras su aparición en su película "Puro vicio".